Nuestra respiración es una herramienta muy potente, partiendo por el hecho tan simple de que, sin ella, estamos muertos. Es un reflejo inmediato de nuestro estado interno y, a su vez, es una forma directa para modificar lo que estamos sintiendo. Nuestra respiración cambia con los pensamientos, las emociones, las actividades físicas, y todo eso, a su vez, modifica la respiración.
Por ejemplo, si algo me asusta, mi respiración cambia, cierto? Ahora, si yo estoy tranquilo y decido respirar igual que cuando me he llevado un susto, voy a evocar la sensación de miedo en mi cuerpo. Así es como muchos actores trabajan, para poder mostrar emociones que no necesariamente comparten con su personaje. Puedo respirar corto y rápido y sentirme intranquilo, o respirar lento, profundo y comenzar a sentir sueño.
Así, cada vez que estamos tensos, angustiados, estresados, enojados, tristes o contentos nuestra respiración cambia, y es fácil de comprobar.
La respiración cambia muchos parámetros fisiológicos, como la frecuencia cardíaca, la presión, el nivel de oxígeno en la sangre y en el cerebro, y en consecuencia, los neurotransmisores y hormonas que circulan en todos nuestros sistemas. En yoga usamos la respiración para hacer grandes cambios con poco esfuerzo. Además, va con nosotros a todos lados y no es complicado aprender una que otra técnica para ayudarme en momentos difíciles.
En el siguiente artículo, explico un par de técnicas de respiración para el stress, la angustia, la ansiedad y para relajarse o dormir mejor.
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